Lo dice de forma sencilla y con sarcasmo, pero habla de una realidad nacional. El personaje inicial es ficticio, pero bien podría ser cualquier “revolucionario” mexicano. Jorge Ibargüengoitia, dibuja el perfil del clásico caudillo y del ejército desordenado, que como Relámpagos de agosto llevan a cabo guerras que no organizan y que cuando se ganan, se hace por ‘mera casualidad’.

Después de la Revolución Mexicana el país dio un giro en cuanto a organización política y social, eso no garantizó la toma de buenas decisiones; de forma sátira e irónica, Ibargüengoitia narra las vivencias de José Guadalupe Arroyo, un general ficticio que sin embargo, podría encarnar a más de uno de esos ‘héroes’ revolucionarios que en quedan al desnudo en semblanza y estrategia.

Loable es que mediante la burla de ‘figuras míticas revolucionarias’, la parodia de situaciones y el ridículo de personajes e ‘ideales revolucionarios no cumplidos’, el también autor de Los pasos de López, hace una critica de cómo se lleva a cabo el manejo del poder en el país.

“¿Quién decide quién es el Presidente? El anterior ¿Quién es el anterior? El interino, ¿Quién nombra al interino? La Cámara ¿Quién domina la Cámara? Vidal Sánchez”

Tiene un lenguaje sencillo y ágil. La construcción del relato en capítulos cortos facilita la asimilación de la ‘tragedia’ que en realidad significa que quienes toman las decisiones en la nación, no hubieran tenido ni idea de dónde estaban parados. Sin embargo la burla, como acostumbramos los mexicanos, es una excelente forma de crítica y de reflexión.

La denuncia de cómo se llevan a cano las más altas cúpulas del poder, es otro de los aspectos rescatables del texto. La obra que se hizo merecedora al Premio Casa de las Américas, 1964, deja al descubierto también el manejo de partidos en el poder: PRIR, en este caso.

“Había un ‘acuerdo secreto’ entre los partidos que iban a unirse: consistía en que cada cual llevaría a cabo su campaña como si nada hubiera pasado, hasta el 25 de julio, en que iba a declararse oficialmente fundado el Partido único”

La desmitificación de figuras como los caudillos revolucionarios, la desorganización de dirigentes nacionales, el cinismo para el manejo de decisiones trascendentales, etc., es otro de los aciertos de Ibargüengoitia que cambia nombres y lugares por que no se trata de ‘echar de cabeza’ a alguien en específico, sino develar los huecos y deficiencias de todo un sistema.

Las irreverentes líneas de Ibargüengoitia demuestran que el hacer mella de capítulos de la historia nacional, puede terminar con éxito haciendo uso de la ridiculización de situaciones de por si absurdas, que, como bien decía Dostoievski, comprueban que ‘La realidad siempre supera la ficción’.

“- Si mal organizados como estamos, les ganamos, ¡qué no será cuando nos organicemos bien-“

Biografía

IBARGÜENGOITIA, Jorge. Los Relámpagos de Agosto. México: Booket, 2008