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Que te vaya bonito y que el viento te deje en donde tengas que estar!




El miedo a los animales, Enrique Serna  

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Si Enrique Serna buscó crear un ambiente de desolación, un mundo de justicia tardía o inexistente, en donde el héroe solitario lucha solo contra el mundo sin la más mínima posibilidad de triunfo, definitivamente lo consiguió en el libro El miedo a los animales.

Evaristo Reyes, un ex reportero de la nota roja, es el personaje central de la novela de Serna, un hombre sin fortuna ni suerte que por azares del destino, malas decisiones y la podredumbre de los mundos de los que se rodea –el de la policía judicial y el del periodismo cultural- lo llevan a involucrarse con el asesinato de un periodista y cuya resolución es la única forma de mostrar su inocencia.

La novela, publicada por primera vez en 1995, se inserta en un género que le permite explotar el conflicto hasta sus últimas consecuencias: la novela negra. “En México, al igual que en Hispanoamérica, la novela policial negra cobra auge a partir de los años setenta, porque es el espacio en el que se puede dar cuenta del descontento social y de la desilusión generados por la ausencia de límites claros de la ley”.

Y es justo eso lo que el lector puede palpar en el texto del también autor de Amores de segunda mano (1993), ya que el género que elige le permite explorar las entrañas de la más sórdida corrupción de un ambiente que socialmente podría pensarse lúdico e idealista pero que como sucede en todos los estratos de la sociedad, está dominado por la putrefacción de los intereses personales sobre el bien común.

Con un argumento que tiene como eje central la resolución de un asesinato, Enrique Serna presenta una serie de personajes inusuales, egoístas, vanidosos, con el único propósito de sobresalir en el medio profesional en que se desenvuelven.

Evaristo, quien de ser reportero entra a trabajar a la Policía Judicial bajo las órdenes de un autoritario y cruel comandante –Maytorena-, se envicia con la facilidad con que obtiene dinero y mujeres con las corruptelas de sus superiores y se convierte en escalón más de la sociedad que protege a los altos funcionarios, cuidando la espalda del presidente y sus allegados.

Tras un repentino ataque de moralina, Evaristo decide romper las reglas del juego que había aceptado jugar y tras una nota que descubre Maytorena, en la que una crítica al gobierno del presidente en turno es la sentencia fatídica de un colega periodista, y se propone salvar la vida de su compañero y advertirle del peligro. Cuando éste aparece asesinado y las circunstancias lo señalan como el responsable, el protagonista debe no sólo desentrañar la verdad, sino salvar su propia libertad.

Este subgénero de los textos policiacos, tiene como principales características la sensación de falta de justicia, una atmósfera de desigualdad exasperante, de inseguridad, de violencia constante, que se ve bien representada en las múltiples ocasiones en que el personaje, víctima de fatídicas circunstancias, ve cada vez más lejos la posibilidad no sólo de resolver el crimen sino de probar su inocencia.

Contada en tercera persona, “Serna explora dos ambientes en apariencia totalmente distintos, el de la policía judicial y el de los intelectuales, y a través de ellos construye un espectro en el que se reconocen los conflictos sociales y políticos que confluyen en la ciudad de México en la década de los noventa”.

Si tomamos en cuenta que la novela negra agrega el factor de violencia a las características propias de las novelas policiacas, su propia serie de particulares como el que los crímenes los desencadene las debilidades humanas, como la rabia, las pasiones, la avaricia, o la venganza y el ansia de poder que se reflejan en este texto en donde poco a poco se desmantela la idealización del mundo de los intelectuales para dar paso a la imagen real en la que las criticas infundadas, el interés, las relaciones de poder y sobre todo la necesidad de ser más que el otro, domina a todos los que interactúan en él.

Evaristo Reyes encaja perfectamente en el perfil del héroe de la novela negra, en que los rasgos principales del personaje principal son ser “duro, solitario, aventurero, desconfiado de los demás, desdichado, y crítico del entorno social, a diferencia del detective del género policial clásico: elitista, fino, privilegiado socialmente y desentendido de los problemas sociales” , lo que permite que el deseo por que se sepa la verdad y por mostrar al mundo la corrupción en la policía y la hipocresía del mundo literario, justifican las acciones de la figura principal.

Con un uso evidente de diálogos, que permite a Serna que el lector se involucre más con la desesperanza en que va cayendo el héroe de la trama, se emplea un lenguaje rudo, violento, desencarnado que asoma a quien está leyendo la novela al ambiente real del subordinado de un comandante de policía corrupto y sanguinario, alcohólico e incapaz de hacer algo que contravenga a los intereses de sus superiores que entra a un ambiente de oposición –el literario- en el que se encuentra con la misma clase de seres oscuros que buscan nada más el progreso personal.

El propio Serna, que en 1999 escribe El seductor de la patria, dice a cerca de este género, que “el autor de una novela negra se propone escudriñar la mente criminal, sin partir de condenas o absoluciones previas, corre el riesgo de caer en la incomprensión o en la apología de los asesinos, ya sea por un exceso de distancia crítica o por carecer totalmente de ella”

Quizá es una de las carencias de la novela, que no desentraña las razones del criminal y más bien nos desdibuja al asesino cada que uno de los sospechosos es descartado de la lista de Evaristo, dejando como el verdadero criminal a alguien que durante la novela no presenta ni sombra de motivo que indique al lector que es el culpable, al contrario, Serna complica tanto la trama y la lleva tan a lo inverosímil en algunas situaciones, que la resolución del conflicto se convierte en lo único que el lector puede esperar del final de la novela.

La dualidad del personaje principal, en la que es el detective y a la vez víctima del conflicto, ve un poco de esperanza en el personaje de Dora Elsa, una mujer inserta en el mismo ambiente podrido pero que representa una puerta de escape y la motivación que necesita ante la desilusión del ambiente que va desentrañando a lo largo de la novela.

Sin embargo, la muerte de Dora Elsa lo regresa a la realidad, pues la novela negra no se caracteriza por un final feliz y le hace tomar conciencia de que no puede salir bien librado después haber estado quince años en un mundo sórdido y corrupto.

“Su principal error [dice el narrador] había sido creer que después de reptar por más de quince años en las cloacas de la judicial, podía salir a la superficie oliendo a rosas y enamorarse de una mujer sin hacerle daño… La muerte de Dora Elsa lo había devuelto drásticamente al inframundo del que había intentado huir, ahora en calidad de víctima”.

Si bien la novela negra no es el paraíso de los románticos amantes de los finales “y vivieron felices para siempre…”, si es la oportunidad que tiene el escritor mexicano, de mostrar el lado vulnerable y corruptible del ser humano, el lado débil y real de una sociedad consumida por el interés personal.

¿Se corrige el estilo?  

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El corrector de estilo es como tal, una profesión que deviene del estudio de la comunicación, pero ¿Se puede realmente corregir el estilo de un periodista? ¿Está autorizada una persona para cambiar a su parecer un texto escrito por alguien más? ¿Qué parámetros son convenientes tomar en cuenta para hacer las correcciones de un texto?
A lo largo del curso de Taller de corrección de originales, si algo me ha quedado claro es que el estilo es personal y sin tener una definición exacta e imponderable, se refiere a la manera en que el periodista emplea el lenguaje para transmitir sus ideas. Es el sello personal que imprime en sus textos y que le facilita el reconocimiento de su forma de hacer su trabajo, aquello que lo identifica y diferencia de otro escritor.
Octavio Paz aseguraba que el estilo es algo que podemos adquirir imitando el de alguien más, que es ensayando la forma de escribir de quien admiremos sería una forma sencilla de adquirir un sello propio. Es verdad que tomando un molde y puliendo los aspectos que nosotros adaptemos a nuestra forma de escribir, es una manera de adquirir el estilo, pero fundamentalmente lo es la práctica.
Sin embargo, y aunque el estilo es libre y la búsqueda del mismo puede fomentar la creatividad, hay estándares inamovibles que el pretexto de escribir “a mi manera”, no es admisible. La sintaxis, la utilización correcta del léxico y la puntuación y ortografía son elementos vitales para distinguir un estilo propio y no saber redactar.
Aunque en la actualidad los textos periodísticos y literarios tengan barreras difusas y flexibles, hay características que el periodista, sea cual sea su forma de contar las cosas, no puede pasar por alto. Por ejemplo, la claridad del lenguaje, la concisión y la precisión de la información, que le impone ciertas barreras, como la brevedad de los textos.
En la búsqueda de la mejor forma de hacer llegar al lector la información, el periodista se hace de distintas herramientas para competir contra todos los demás que están diciendo lo mismo, y donde lo importante es quién lo diga primero. Por lo mismo, la primicia de la información ha derivado en la creación de estilos en donde el periodista dice mal la información.
La coherencia de un texto, la organización, el uso correcto de cada término, son elementos vitales para el buen escribir, pero en la actualidad no es el objetivo primordial.
Retomemos pues aquellos aspectos que no deben dejarse de lado cuando se adopta cualquier estilo –rasgo distintivo de los textos de un autor-. La sintaxis, o la forma en que se construye o se teje un texto son fundamentales para que el mensaje llegue correctamente al receptor. En periodismo, por ejemplo, las frases cortas siempre ayudaran más a la simplificación de ideas y por consiguiente a que sea más claro.
Si sabemos que un discurso es una macroestructura, que se compone de microestructuras que tendrían que ser los párrafos o incluso las oraciones que lo conforman, la construcción adecuada de cada una es necesaria para que el mensaje global se asimile.
Algunos consejos como usar pocas frases subordinadas, no hacer uso de complementos de tiempo al inicio de una frase o incluso darle prioridad a frases afirmativas en vez de negativas, sirven para que en la formación del estilo del autor, no se pierda la esencia del buen escribir.
Una persona que siempre redacta mal un texto, de cierta forma también impone un estilo, es su uso individual del lenguaje y el sentido que le otorga, sin embargo el que estos rasgos lo caractericen, de ninguna forma quiere decir que este bien empleado, por eso decimos que el estilo no está peleado con el saber o no redactar.
Otro aspecto a considerar antes de la obtención del estilo es el uso que se le da al léxico, la pragmática del lenguaje en la que es recomendable que el periodista use un lenguaje sencillo, con palabras comunes que acerquen a su lector al texto que le está haciendo llegar.
No se trata de ser vulgares o demasiado coloquiales, sólo de saber emplear las palabras y no adornar tanto los textos, que por querer lucirse terminen siendo incomprensibles. Entorpecer una lectura también incluye el hacer que el lector recurra a un diccionario cada renglón.
También el empleo de palabras muy grandes, como los gerundios o aquellas que terminan en –mente, hacen la lectura cansada y aunque signifique algo que distinga al autor de otro con un estilo similar, no es lo mejor para quien se acerca al texto, puede resultar tedioso y provocar que se termine abandonando el discurso.
Finalmente el uso de la puntuación y la correcta ortografía son medulares para un buen escrito. La obtención del estilo de ninguna forma es justificación de emplear mal alguna de las reglas, que si bien no establecen una forma cerrada de redactar, si son las bases necesarias para el uso correcto de la gramática.
Saber colocar el punto, la coma, punto y coma, dos puntos, guiones, etc. nos facilita la llegada del mensaje al autor, que no malinterprete nuestras ideas e incluso le imprime cierta intención a algunas ideas que podemos no poner de forma explícita pero con el uso de estos elementos poder dar a interpretar.
El estilo, es pues, el sello personal que se le da al texto cuando se escribe, pero incluso en esa libertad que tenemos de escribir en forma y fondo, existen aspectos que delimitan una buena forma de escribir, que facilitan el entendimiento y que establecen lineamientos necesarios para que un discurso cumpla su función. El buscar sobresalir entre los demás, no merece la etiqueta de hacerlo a cualquier precio.

Si lo pudiera "desmenuzar"...  

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Si lo pudiera "desmenuzar", diria que ...

... Tiene tantas ganas de comerse al mundo que parece que se ilumina cuando habla de sus planes.
... Tiene una sonrisa tan pícara que es imposible no contagiarse.
... Tiene unos ojos tan brillantes y una mirada tan cálida que hace que quien lo ve sienta un hoyo en el estómago.
... Tiene unas manos tan suaves, que calma las tempestades que provoca con unos cuantos roces.
... Tiene una inteligencia sorprendente, ordenada… pero la desperdicia con indecisiones y con sueños por los que no se anima a luchar.
... Dice cosas tan dulces como hirientes.
... Dice verdades tan grandes, como calla sentimientos profundos.
... Tiene unos labios que causan adicción, pero que envenenan corazones y le inyectan el mortal líquido de la desesperanza y la confusión, aunque las gotas de pasión que le ponen disimulan el sabor y enganchan a la victima.
... Sabe abrazar de una forma tan dulce y tan comprensiva que uno quisiera adherirse a su cuerpo toda la vida… pero hay días en que el espacio está demasiado ocupado.
... Tiene la voz más provocadora que yo conozca, una que es capaz de erizar la piel y de llevar a la luna.
... Sus ganas de aprender causan admiración, pero la inconstancia lo hace débil.
... Dice que es frio e insensible, pero la ternura de sus palabras y el calor de sus consuelos hacen parecer que más bien es miedo.
... Es un géminis y como tal tiene dos lados, uno que parece cruel e indefinido, uno por el que lo tachan de inconsciente y despreocupado, pero oculta bien el lado que domina, en el que aun hay nobleza, el que lo hace preocupado por su familia, el que le transparenta la mirada cuando da un beso en la frente o el que lo delata cuando habla orgulloso de sus amigos y sus amores.
... Aparenta cinismo… tal vez lo tiene, aunque a ratos creo que es más sinceridad poco sutil que desfachatez.
... Es un seductor incorregible, un dicharachero, un hombre coqueto y tenaz.
... Es un niño audaz, capaz en muchos sentidos, soñador, amante de la música, persistente, incapaz de tocar el sol sino está seguro que no va a quemarse.
... A veces es distraído, pero tiene buena memoria.
... Es el hombre más divertido e inteligente que conozca, tiene el don de hacer sentir bien aunque a veces eso se vuelva el riesgo más grande cuando su contraparte domina y parece que se vuelve egoísta.
... Es un excelente amigo, un hombre con ilusiones, un niño rebelde, un corazón con pies, un luchador, un enamorado, un ser humano increíble, con tantos defectos como virtudes, con sueños, con promesas rotas y con cicatrices que lo hacen crecer.
... Quizá no es el mejor hombre del mundo, pero ¿quién quiere a un hombre perfecto cuando uno de carne y hueso te hace sentir la persona más increíblemente feliz del planeta?
... Los príncipes son de los cuentos, los hombres como él, son para el mundo real… para mi mundo real.

A Propósito del Centenario, mi vida: Francisco Lagos Cházaro  

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En contra de toda costumbre de este blog, pero a nombre del orgullo que me da el avance de mis alumnos en clase, he decidido compartir con ustedes un texto de un chico que me sorprende cada día con sus ganas de aprender y escribir mejor.
Quienes se dedican a cualquier actividad que tenga que ver con la docencia, sabrá lo complicado que es en ocasiones lograr trasnmitir ese ánimo a los alumnos y que tengan ganas de avanzar en su formación. Héctor Fiesco, el autor de este texto, es un ejemplo de tenacidad y de astucia para aprovechar los recursos que se le proporcionan en un salón de clases.
No quiero dar mucho preámbulo, es necesario decir que al ser este chico de segundo semestre, aún hay muchas mejoras que pueden hacersele a su trabajo, pero en verdad esta biografía de un personaje de la Revolución, a propósito del tan sonado Centenario, me pareció un trabajo bien hecho, fluido y con la calidad necesaria para mostrárselos a ustedes. Acá se los dejo!
En el seno de la segunda familia más rica de Tlacotalpan fui concebido el 30 de septiembre de 1878; no me gustaba la escuela, al menos no tanto como a mi tío y ejemplo Miguel Z. Cházaro –pedagogo, quien dentro del legado que le dejó a Tlacotalpan está el colegio preparatoriano-; a pesar de eso terminé mis estudios básicos, entré a la preparatoria y descubrí que lo mío era la jurisprudencia, así que decidí estudiar Leyes pero por causas del destino empecé la carrera en mi estado natal, Veracruz, después me vi en la necesidad de cambiar de residencia a Puebla y por último a México –hoy día, conocido como Distrito Federal-.

Mientras terminaba mis estudios preparatorianos, en 1896 Porfirio Díaz Miró organizó el levantamiento contra el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada desde mi ciudad, que en ese entonces se llamaba Tlacotalpan de Porfirio Díaz. Pasaron 13 años de aquel levantamiento (1909), tenía 31 años y estaba sediento de participación en la vida política de mi país, así que decidí unirme al Partido Antirreleccionista y con el triunfo de Madero fui síndico del Ayuntamiento de Córdoba (1911).

Un año después fueron las elecciones en el estado y me lancé como candidato a la gubernatura de Veracruz, afortunadamente gané y tomé posesión pero sólo pude gestionar 4 meses, ya que el asesinato de Francisco I. Madero me obligó a marchar hacia Saltillo para ponerme bajo las órdenes de Venustiano Carranza, quién me nombró presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Coahuila, también fue un paso efímero en mi carrera debido al rompimiento de los líderes revolucionarios.

Decidí mudarme a Chihuahua y unirme a la causa villista, ahí probé suerte en otra rama profesional, el periodismo, no me dediqué a escribir pero si a dirigir el diario Vida Nueva. En 1914 dejé el periódico y la ciudad fronteriza para asistir a la Convención de Aguascalientes, ahí estuvieron presentes todas las partes del movimiento revolucionario en México y fungí como secretario del general Roque González Garza, quien subió a la presidencia de la república pero meses después desertó.

El 10 de junio de 1915 y después de la renuncia del general González Garza, ocupé la silla presidencial –lo cual no fue nada fácil, dado que había un clima en donde prevalecían el hambre, las epidemias y la especulación- rodeado de funcionarios zapatistas que no me dejaron desarrollar mi gobierno como habría deseado. Con la amenaza de los simpatizantes carrancistas y Obregón avanzando por el bajío me vi en la penosa necesidad de trasladar la sede de mi gobierno a Toluca y después a Cuernavaca.

Durante mi gestión aprobé el “Programa de reformas políticas y sociales de la revolución” que no logró materializarse, pues poco después de aprobado, la asamblea se disolvió por diferencias ideológicas. La situación se fue agudizando cada día más y el 10 de octubre de 1915 tuve que dejar la presidencia en manos de Venustiano Carranza, intenté incorporarme al frente de Francisco Villa pero esta vez me fue imposible. La única solución que tuve fue zarpar de Manzanillo en busca de un futuro más promisorio y tranquilo.

Viví en Honduras, Costa Rica y Nicaragua hasta 1920 cuando decidí volver, esta vez para quedarme, me instalé en México y comía gracias a la abogacía hasta el 8 de octubre de 1932, que dejé de ejercerla.

Según los pocos historiadores que me han nombrado, mi fin llegó el 13 de noviembre de ese mismo año a los 54 años de edad.

En honor a mí hay varias calles con mi nombre, una ubicada en la colonia el mirador en Xalapa, Veracruz, otra en Nezahualcóyotl y la última en Monterrey, Nuevo León.

Si yo...  

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Si tuviera suficiente imaginación te escribiría un poema que sintetizara en un par de versos la sensación que me invade cuando te escucho hablar… aunque a veces digas cosas que me hieren.

Si tuviera una buena técnica, filmaría una película que te mostrara la felicidad que se forma en cada uno de mis poros cuando estás cerca. Aunque a veces tu imagen me robe madrugadas y me inunde días con lágrimas.

Si supiera pintar, pondría en un lienzo las mariposas que invaden mi estómago y mi corazón cuando te acercas y cuando sonríes… aunque a veces se conviertan en dragones que lanzan fuego traducido en celos e inseguridad.

Si supiera volar, iría al fin del mundo, donde encontrara la flor que con su aroma te dijera lo que siento en tus miradas, lo que me transmiten tus ojos, el tintineo que sólo yo escucho con tu voz y que puede llevarme al cielo o quitarme la sonrisa durante horas.

Si pudiera inventar un idioma, crearía uno que sólo tú entendieras, que te contara las noches que te veo siendo feliz, que te tradujera lo que las lunas que me han visto suspirar por ti pudieran contarte, que te explicara lo que mi corazón grita cada que palpita tu nombre… y que pusiera una etiqueta para esto que siento y que ya no tiene nomenclatura.

Si tuviera un poder mágico, no sabría qué don escoger. Pensaría primero en congelar el tiempo, para que los minutos que estás conmigo se conservaran intactos aunque fuera unos segundos más. Después no sabría si mejor elegir leer la mente, para saber si las cosquillas que invaden mi piel con la tuya cerca, son compartidas o sólo la ilusión de un momento.

Si me dieran la oportunidad de desaparecer un sentimiento, elegiría extinguir el miedo, porque asfixia la idea de que te alejes, aunque a veces parezca lo mejor; porque duele saberte ajeno, aunque siempre lo haya sabido; porque el temblor frente a la indiferencia es una tortura tan grande que opacan las ganas de seguir luchando.

Si pudiera elegir cambiar algo de ti, renunciaría a ese derecho, porque aunque haya tantas cosas que no comprendo, porque hay mil pretextos que no creo, porque hay fibras que no sé conquistar, son justo las cosas que menos hubiera pedido de ti, las que te hacen tan especial e indispensable, las que me alegran y me enganchan… las que admiro y envidio.

Te quiero es algo que ya no es necesario que diga, porque mi piel lo grita sin pedir permiso. Decir te extraño sonaría extraño, porque de cierta forma siempre hay algo de ti conmigo.

OFUNAM lleva música a las “Islas”  

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  • Orquesta Filarmónica de la UNAM recibe periodo vacacional con concierto para alumnos
  • El concierto fue el cierre de la gira Mírate en la OFUNAM


Con un recibimiento poco usual en este tipo de presentaciones, la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, cerró su gira Mírate en la OFUNAM, el pasado viernes 26 de marzo, como entrada al periodo vacacional de semana santa.
Con un escenario patrimonio cultural de la humanidad, el recital de música clásica comenzó en punto de las once de la mañana y en poco tiempo congregó a tantos estudiantes y curiosos, que las Islas de ciudad Universitaria parecían el templete de un gran concierto de rock. Sentados en el pasto, en las bancas de las facultades aledañas, los jóvenes asistentes disfrutaron de más de una hora de repertorio musical.
Bajo la batuta de su director asistente, Rodrigo Macías, las notas de La entrada de la reina de Saba, de Salomón, de Georg Friedrich Händel y la Obertura de El barbero de Sevilla se inauguró el concierto que mantuvo a muchos inmóviles del asiento que consiguieron o improvisaron.
Sentados en sus chamarras, en el pasto, comiendo paletas o parados por no hallar un espacio suficiente para acomodarse, los asistentes continuaron con el recital que por momentos parecía una clase de música. Entre cada interpretación, el director ejecutivo de la OFUNAM, Alejandro Guzmán Rojas, daba explicaciones breves a los escuchas y hasta señaló los distintos tipos de instrumentos que componían la Orquesta y los tonos en que debían afinar.
Entre las notas de Bésame mucho –de la fallecida Consuelo Velázquez- y la entonación de las Danzas Cubanas del compositor Mario Ruíz Armengol, el espacio de las Islas de CU iba llenándose, al punto que al final del concierto parecía una verdadera multitud.
El escenario, colocado a espaldas de la Torre de Humanidades y el primero que se ofrece en ese espacio de la Universidad, se llenó de sonoridad y vibración cuando la Orquesta tocó el Huapango de Juan Pablo Moncayo, que colmó de entusiasmo y alegría a los asistentes que en seguida reconocieron las notas que lo componen.
Llegando al medio día, con el sol en su punto más alto y el calor acompañando la música de esa tarde, el concierto finalizó, no sin que el coro de “Otra, otra” consiguiera que la OFUNAM interpretara de nuevo el famoso Huapango e incluso cerrara con una pieza más que dejó a los alumnos con ganas de una segunda parte.
“Es nuestra voluntad que estemos en sus patios, sus auditorios, sus jardines. Ustedes son el público más importante, porque esta orquesta nació para ustedes, son nuestro bien más preciado”, aseguró el joven director –que recibió más de un chiflido a modo de piropo- que interrumpido por un tradicional Goya¸ dio por terminado el conmovedor encuentro de estudiantes con la música.
El próximo concierto de esta orquesta será para reabrir las puertas de la Sala Netzahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, el sábado 10 de Abril, con la participación del tenor Ramón Vargas, concluyendo así los cuatro meses de remodelación de la Sala de conciertos más importante del país.

La Semana Santa en Oaxaca  

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La celebración de la Semana Santa no tiene una fecha determinada. Un miércoles entre el 4 de febrero y el 10 de marzo da inicio a la Cuaresma, que antecede a la Semana mayor, y es llamado miércoles de ceniza por ser el símbolo de la condición pecadora del hombre y de su posibilidad de redención.

Oaxaca es un estado con tradición. De las 32 entidades federativas de la república mexicana, es quizá de las más ricas en costumbres litúrgicas y en la demostración del arte popular y las celebraciones católicas. Ubicado en el extremo suroeste del istmo de Tehuantepec, es el quinto estado más grande por extensión territorial y por supuesto, una fecha tan importante para la Iglesia católica, como la Semana Santa no pasa desapercibida.

Como una de las conmemoraciones anuales más importantes del catolicismo, la Semana Santa, conlleva la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Jesús de Nazaret que para la religión de la que se habla es el hijo de Dios y que en otras, como en la mormona, se trata de uno de los mayores profetas de la historia de la religión.

Como término de la época de Pascua, o Cuaresma, Oaxaca guarda muchas de las tradiciones que se conmemoran en todo el país. Lugares como Chiapas, o Iztapalapa en el Distrito Federal, reviven las festividades eclesiásticas con las representaciones reales. Durante meses anteriores a la Semana Mayor, algunos habitantes de la población actúan los pasajes bíblicos y atraen a los demás colonos y a los turistas que aprovechan la época vacacional para conocer la región.

En Oaxaca algunas de las tradiciones durante la Cuaresma son los viernes del Llano, que se dan todos los viernes dentro de los cuarenta días. Esa fecha es aprovechada por los jóvenes casaderos del lugar que se reúnen en un famoso parque del centro histórico del estado, llamado El Parque del Llano, y llevan flores como claveles, jazmines y rosas, para regalarlas a las mujeres solteras que pasan por ahí.

Con el acompañamiento de la Banda de música del estado o quizá por alguna de las muchas estudiantinas que en provincia son comunes, esta tradición ha unido a muchas de las parejas actuales del lugar. Un monumento de Benito Juárez –cuyo nombre se puede observar en muchos lugares de esa entidad federativa- y las estatuas de leones que recuerdan la época en que el parque fue zoológico, son algunos elementos del romántico escenario.

El Viernes de la Samaritana es otra de las peculiares tradiciones oaxaqueñas. Basándose en el aquél pasaje bíblico en que una mujer da de beber de un pozo a Jesús de Nazaret en la ciudad de Sicar, en casi todos los templos y mercados del lugar, el cuarto viernes de cuaresma se adornan puestos en donde se regalan aguas de sabores.

En esos puestos, que como es normal en el estado con las artesanías de alebrijes y los vestidos típicos, los colores predominan y el papel china sirve de vestimenta para la palma y el carrizo del que están hechos los pedestales donde se pone el agua que se regala. La gente suele ir por un vaso del líquido porque creen que les representa abundancia durante todo el año.

El sexto viernes de la misma época, es conocido en muchos lugares como el Viernes de Dolores. Antecediendo a la semana mayor, los oaxaqueños acostumbran poner un gran altar revestido de manteles y túnicas moradas –que indican el luto por la muerte del hijo de Dios- tanto en templos como en algunas casas particulares.

Como una conmemoración del dolor de María, -la Virgen María- los altares están adornados con macetas de barro que ellos mismos moldean y a las que dan forma de copa. Semanas antes de la fecha especial, los hombres y mujeres del lugar siembran trigo, lentejas y maíz, para que luzcan el día correspondiente.

También suelen tejer coronas de palma, adornos que ellos llaman “coranas de cucharilla” y que se toman como una alegoría a la Virgen de Guadalupe. Toda la gente del lugar se para por esos altares, se persigna y comparte una oración en la casa o templo en que está colocado el retablo. Adornado con azucenas y con otras hierbas de olor como laurel y romero, el altar también ofrece siete esferas de cristal que simbolizan los siete dolores de la Virgen.

Con estos rituales de preparación para la semana mayor, se llega al domingo de ramos, en que como en muchos otros lugares del país, se hacen arreglos con hoja de palma, que se llevan a las iglesias a bendecir y se ocupan en “La procesión de las Palmas”, recordando aquél pasaje en que Jesús entra triunfante a Jerusalén.

La semana mayor está conformada por los siete días de la semana, en que el lunes se conmemora la unción de Jesús en casa de Lázaro y el momento en que expulsa a los mercaderes del templo; el martes, en que anticipa la traición de Judas, uno de los doce apóstoles y la negación del apóstol Pedro a su persona y el miércoles en que Judas conspira para traicionarlo por treinta monedas de plata.

Sin embargo, los días conocidos como Triduo Pascual –jueves y viernes santo, sábado de gloria y domingo de resurrección- son los más importantes para la comunidad católica en el mundo. El Jueves Santo la tradición en Oaxaca no es muy distinta que en otros lugares. Se hace una misa en donde se conmemora el lavatorio de pies, que Jesús hizo a sus apóstoles como muestra de humildad. En algunos templos es común que el sacerdote represente este pasaje de la historia religiosa con doce asistentes o miembros de algún grupo de la iglesia, jóvenes por lo general.

El viernes Santo, el día de la crucifixión, es quizá el más representativo. En lugares como San José Chiltepec, Tuxtepec, Oaxaca, se celebra con personas representando el pasaje bíblico. Como en Iztapalapa, se realiza el viacrucis –que recuerda el camino de Cristo a la cruz- que termina en el atrio de la Iglesia donde quien tiene el papel de Cristo termina en la cruz, pero jamás es clavado de forma real.

Ese mismo día, en la noche, se da la procesión del silencio, en donde la gente se viste de negro y acompañados por el tambor y la chirimía, la gente camina hasta la iglesia en completo silencio. En Oaxaca es común que la gente acuda a la Parroquia de la preciosa sangre de Cristo.

La gente del estado de Oaxaca es muy religiosa y devota. Estas fechas no sólo son importantes por la afluencia de turistas, sino por la relevancia que reviste la festividad católica. La mayor parte de los habitantes acuden a las misas y a las procesiones, más por tradición que por creencia. Los colores morado negro y dorado, son los más comunes. La forma de celebrar la semana mayor no es muy distinta a otros lugares, pero sin duda comer una tlayuda o una empanada de amarillo después de las misas, hacen toda la diferencia.