No pregunten porqué pero ésta semana ha sido sumamente nostálgica, especialmente en cuando a desarrollo académico-profesional se trata.
En septiembre del 2007 un grupo de compañeros (amigos, ahora) comenzamos un proyecto en respuesta a un trabajo final de semestre: El Molkajete; Cora, Samuel, Fanny, Marcos, Lupe, Nancy y una servidora nos echamos a cuestas el compromiso de darle continuidad en un blog.
El tiempo pasó y poco a poco cada uno dejamos la “revista”, hoy el trabajo continúa en manos de uno de los grandes molkajeteros de ese grupo inicial: Samuel, y aunque cada uno tenemos proyectos distintos, no hemos dejado de seguirnos la pista y de apoyarnos como colegas, amigos y compañeros que aún somos.
¿Y esto qué importa? ¿Pa que recordar viejas épocas? Me parece que echarle una miradita al pasado siempre es útil pa saber cuánto hemos avanzado, qué de aquello que deseábamos hacer hemos hecho y qué hemos dejado a un lado.
Es un enorme placer decirles que todos ellos han crecido muchísimo, que siguen formándose como periodistas tenaces a los que admiro grandemente y que continúan en la lucha por sus sueños y proyectos.
Siguiendo con ésta idea de la nostalgia y en homenaje a un espacio que nos impulsó bastante, me gustaría retomar el primer texto que publiqué ahí -que dicho sea de paso- hacía homenaje a quién me ha servido de inspiración –como lectora y periodista- desde que cursaba 6to año de primaria: Gabriel García Márquez y sus Cien años de Soledad
Con algunos cambios, producto de una “remasterización del texto”, acá les dejo ese primer post en mi querido Molkajete!
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo… Son estas las primeras líneas de la obra maestra del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, que encierra la historia de la familia Buendía, una estirpe condenada a la extinción y el infortunio.
Me pareció prudente hablarles un poco sobre esta novela, emblema del Realismo Mágico, no sólo por que se trate de mi obra literaria favorita (aunque por supuesto eso fue factor determinante), sino porque además encontramos en un año que tanto para la historia como para su autor, resulta memorable: 2007 marca el 40 aniversario de Cien Años de Soledad, 40 años de que el mundo conociera Macondo y los que ahí estavieron condenados a vivir (recordemos que es un texto del 2007)
Para aquellos que han gustado de la lectura de esta obra estarán de acuerdo conmigo que encierra una de las historias más complejas de la Literatura y también de las más apasionantes, no por nada en el IV Congreso de la Lengua Española, celebrado en Cartagena en marzo del 2007, fue considerada como la Segunda obra más importante, solo rebasada por El Quijote de la Mancha.
Comprendo que a pesar de haber sido traducida a 35 idiomas y haber vendido cerca de 30 millones de ejemplares, habrá gente que no haya tenido la oportunidad de leerla (¿y qué esperan ehh!?), por eso no me atrevería a quitarles la magia que implica descubrir el final de dicha historia, sin embargo si me gustaría decirles algunas cosas sobre sus personajes y sobre todo el cómo la historia de la familia más famosa de Macondo, el pueblo donde se desarrolla la trama, tiene tanto en común con el gran Gabo.
El también escritor de obras como La Hojarasca, El Coronel no tiene quien le escriba y Crónica de una Muerte Anunciada tiene muchas coincidencias con los personajes de la tan célebre novela, por ejemplo:
- Gabo era nieto de un coronel, el señor Nicolás Márquez, que el periodista considera “la figura más importante de su vida”
- José Arcadio Buendía, el primer miembro de la familia, fue uno de los fundadores de Macondo, igual que ocurrió con el Abuelo de García Márquez sólo que éste fundador de Arataca -el pueblo natal del escritor-.
-La abuela materna de Márquez respondía al nombre de Tranquilina Iguarán, por lo que comparte apellido con la otra fundadora de la estirpe Buendía: Úrsula Iguarán, además ambas mujeres terminan su vida ciegas y locas.
- El Coronel Márquez es sin duda el hombre que inspiró uno de de los personajes fundamentales de Cien años de Soledad: El Coronel Aureliano Buendía, que como se plasma en la mítica obra… “promovió treinta y dos guerras y las perdió todas. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisietes mujeres distintas, que fueron exterminados en una sola noche. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento”.
Cien años de Soledad es una obra fundamental para aquellos que se precian de seguir la carrera de Márquez, no es sólo la novela que le vale ganar el Premio Nobel en 1982, sino que además es en la Literatura de las historias más leídas y más premiadas alrededor del mundo.El retrato que hace García Márquez de éstas 7 generaciones sorprende por la riqueza del perfil psicológico de cada personaje; además de los integrantes de la familia (que tienen todos los nombres de José, Arcadio, Aureliano, Úrsula y Amaranta y todas las combinaciones que de ellos derivan) aparecen en Macondo personajes que marcan sus destino, como el misterioso Melquiades quien muere y vuelve a la vida, quien además deja a la familia Buendía la muy importante tarea de descifrar unos manuscritos que nadie entiende siendo éstos clave en la historia de vida.
Grandes figuras como Vargas Llosa, Benedetti o incluso Pablo Neruda han elogiado esta joya universal, otorgándole incluso títulos como “El Quijote de nuestros tiempos”
El sello de Márquez constituye siempre una garantía, fascinando a quienes lo leen y convirtiéndolo en uno de los escritores contemporáneos más aclamados, bien dicen por ahí “Nadie que haya escrito tan bellamente sobre la soledad ha estado más acompañado y ha sido tan querido como él”
