TQ

Que te vaya bonito y que el viento te deje en donde tengas que estar!




Porras!!  

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Si... lo confieso... no soy la más férrea aficionada al fut, pero en apoyo a mis muuuuchos amigos y familiares que lo son... dejo esto como muestra de la confianza y los buenos deseos al equipo:

Á N I M O!!!!!!

GOYA, GOYA
CACHUN CACHUN RA RA
CACHUN CACHUN RA RA
GOOOYA
UNIVERSIDAD!!!!

Ohh! Me encontre con esto por ahí...  

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Mi buen corazón

Mi buen corazón
Yo quiero saber por qué
Te vuelves a enamorar
Si siempre te han hecho mal
Mi buen corazón
Tu eres mi perdición
Me arrastras siempre al dolor
Me matas en cada amor
ah ah ah

Siempre que palpitas
Yo comienzo a temblar
Sé que voy a llorar
Y tengo miedo

Dime, corazón si te hieren cada vez
Por qué te entregas
Penas, siempre penas
Encontré en el amor
Y su amargo sabor aun me desvela
Creo corazón es mejor para los dos
Que ya no quieras
Mi buen corazón
Ayúdame por favor
No me hagas decir que si,
Si quiero decir que no
ah ah ah
Siempre que palpitas
Yo comienzo a temblar
Sé que voy a llorar
Y tengo miedo

Dime corazón, si te hieren cada vez
Por qué te entregas
Penas, siempre penas
Encontré en el amor
Y su amargo sabor aun me desvela
Creo corazón que es mejor para los dos
Que ya no quieras

Y citando al gran Sabines...  

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Dicen que contar una y otra vez las cosas ayuda a superarlas... otros prefieren la versión en la que ir por el mundo pregonando el dolor que se siente es igual a revivirlo cada minuto... ambas son ciertas.

Vivir el dolor es parte de desprenderse de él. Dejarlo salir del alma poco a poco es ayudar a lavar las heridas.

Escribir es parte de la catársis, en este caso es mejor retomar sabias palabras que otros han puesto atinadamente en papel.

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me
receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante. En una
semana se pueden reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa
hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están están entre dos
gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y
subversivo del que ama. (Tú saber cómo te digo que
te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame
agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"... Entre
las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he
dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te
quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del
tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No
sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para
entender las cosas. Porque esto es muy parecido a
estar saliendo de un manicomio para entrar a un
panteón.

Jaime Sabines

Y si mejor quieres oirlo de su propia voz...


BDSM: “Se vale jugar… pero limpio”  

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“Soy Javier, practico BDSM, soy dominante, heterosexual, con pareja estable”. “Me llaman ‘Vampira’, soy dominante y estoy en busca de sumisos”. “Mi nombre es Charlie, me dicen ‘fiel’, soy sumiso, heterosexual”. “Soy Gabriel, homosexual, tengo 19 años, aún no he probado mucho, pero estoy aprendiendo.”


Cuando los integrantes del grupo Sado México llegan al Centro Cultural Foro y Café, es imposible encontrar algo distinto en ellos: entran dos tomados de la mano, después cuatro amigos, uno solo, varios, muchos más. Reunidos cerca de veinte personas, entre sumisos, dominantes y switch.


Se conocen entre sí, se saludan; claro, las invitaciones a las sesiones-talleres llegan sin falta a su correo electrónico. Ninguno se pierde la oportunidad de informarse sobre una práctica “sana, segura y consensuada” del BDSM.


‘Apeiron’, uno de los dirigentes del grupo Sado México, ha preparado dos videos para ilustrar la clase del día: juegos de temperatura. Advierte que algunas partes “son muy fuertes”, pero conforme el video avanza no hay quejas, sólo se interrumpe la atención, cuando algunos de los asistentes se imaginan dentro del juego y no evitan lanzar un “que rico” o “mira, qué divertido”.


Mientras las imágenes pasan por la pantalla -cuerpos llenos de cera, mujeres con los senos amarrados, látigos, máscaras- las cartas se ponen sobre la mesa; sí, aquí el juego es distinto, las velas se convierten en cera derretida que se vierte sobre el cuerpo del sumiso.


“Se ve más feo de lo que en realidad es”, dice ‘Apeiron’, y aunque indica que es responsabilidad personal el riesgo que se corre, da los tips necesarios para que todo salga acorde a lo ideal, es decir, para que ambos participantes del “juego” sientan placer.


La distancia, la calidad de la vela, las advertencias de no usar parafina ni cera de Campeche, cómo retirar la cera seca del cuerpo del sumiso, incluso hasta cómo quitarla si accidentalmente cae en la ropa o en la cama, valerse del sentido común, mantener la comunicación en todas las prácticas, hacer ejercicios de respiración.


Tres participantes de la sesión preparan un performance, mostrando cómo se lleva a cabo un “juego de temperatura”. Tras una serie de latigazos, variados en intensidad y ritmo, se le pide al sumiso, ya sin camisa ni pantalón, que se hinque, y se le deja caer un poco de cera en la espalda, que estando seca, se le habrá de desprender con el filo de una navaja o con más latigazos.


Todos quieren probar, vierten un poco de cera en su antebrazo; otros, los más atrevidos, se quitan la camisa y se dejan caer cera en la espalda, esperan la sensación del calor y del posterior desprendimiento.


No hay relaciones sexuales, no se violenta la integridad de nadie, se respetan, se aprecian, se cuidan. Al terminar la “clase”, todos se van a cenar “a los tacos que están a cinco cuadras”.



Entonces, ¿todos somos desviados?


Cada 15 días, el Centro Cultural de la Diversidad Sexual abre las puertas a hombres y mujeres practicantes del BDSM. Pero… ¿qué significan estas siglas y qué implicaciones tiene llevar a cabo este tipo de actos?


En palabras de ‘Apeiron’, uno de los fundadores del grupo Sado México, el BDSM “es un conjunto de prácticas que quedan englobadas dentro de lo que los sexólogos llaman expresiones comportamentales de la sexualidad” y que en el ambiente popular son conocidas como “parafilias”.


De acuerdo a sus siglas, el BDSM implica llevar a cabo prácticas como “el Bondage (de ahí la letra B), que se refiere a todo tipo de restricción de movimientos; la disciplina (D), que abarca desde las nalgadas hasta los látigos. La dominación y sumisión (S), que significa que el sumiso se entrega, se ofrece al otro, y el sadismo-masoquismo (S-M), que es todo lo que tiene que ver con el dolor, implica colocación de pinzas, pasar objetos calientes por la piel, lijas, etcétera”, explica ‘Apeiron’.


Comúnmente se les denomina parafilias o desviaciones a este tipo de comportamientos sexuales; sin embargo, Juan Luis Álvarez-Gayou, sexólogo del Instituto Nacional de Sexología, propuso el término de “Expresiones comportamentales de la sexualidad”, con el fin de evitar que se hagan juicios valorativos que propicien la censura o discriminación de quienes las practican.


“En psicología las llamamos diversidad erótica sexual”, aclara Ofelia Reyes Nicolat, psicóloga sexual educadora y terapeuta sexual, de la Facultad de Psicología de la UNAM. Y aunque el término difiere del usado por los sexólogos, ambas partes coinciden en que algo parafílico corresponde a una práctica sexual llevada a cabo de forma exclusiva, en la que el individuo sólo obtiene placer a través de ese medio, y deja de hacer cosas vitales como comer, ir a trabajar, etcétera, de modo que se convierte en un trastorno, una enfermedad.


“El propósito de la desmitificación de esta diversidad es ya no poner etiquetas, pues es algo que todos tenemos, que viene de cultura y educación”, señala la también coordinadora del Programa de Sexualidad Humana (PROSEXHUM).


Durante los tres primeros años de edad se forma la personalidad del individuo, es ahí cuando las conductas aprendidas definen las tendencias que más adelante se reflejan en la vida sexual.


“La diversidad erótica sexual es una abanico de posibilidades y todos tenemos de todo, la diferencia radica en que esté en un nivel erótico o no erótico”, aclara Nicolat. Y es que la mayor parte de las expresiones las ubicamos en un nivel no erótico, es decir, no nos causan placer o excitación.



¿BDSM igual a sadomasoquismo?


El BDSM no es igual al sadomasoquismo; se refiere a una serie de prácticas y aficiones sexuales relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidad extrema convencional.


BDSM es un acrónimo formado por las iniciales de prácticas llevadas a cabo durante las sesiones. Implica una serie de juegos en la que un sumiso entrega su voluntad a un dominante que infligirá sobre él acciones que, en ocasiones, conllevan dolor.


“Hay muy poca investigación al respecto, en México nadie se ha dado a la tarea de saber de qué se trata, internacionalmente muy pocos lo han hecho”, confiesa la sexóloga Mayra Pérez Ambriz, quien ahora está a cargo de la primera investigación al respecto: “Derrumbe de mitos y tabúes sobre el BDSM”.


Llevar a cabo el BDSM de modo “Sano, Seguro y Consensuado” (SSC) marca la diferencia entre una práctica responsable y acciones sadomasoquistas que implican abusos y violencia hacia otro ser humano.


Las siglas SSC, fueron acuñadas a principios de los años ochenta por David Stein, conocido activista de la escena homo sadomasoquista en Inglaterra y EE. UU: sin estas tres reglas, “el juego no puede llevarse a cabo”, por lo que antes de cada sesión los participantes se sientan a hablar, van a tomarse un café y cada uno expresa las cosas que le gusta hacer, lo que prefieren omitir y aquello que no han probado y desean intentar.


“El grado de confianza que existe entre los BDSMeros es impresionante, entregan su vida al otro, y esto les proporciona un grado de espiritualidad”, cuenta la doctora Mayra, que durante su investigación ha entrevistado a muchos practicantes.


“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”, dice ‘Orfeo’, el otro fundador de Sado México, durante la plática informativa en el Centro Cultural Foro y Café, y mientras da tips a los asistentes para que eviten tener accidentes o heridas graves, acepta que “el dolor es un medio para llegar al placer”.


“Todos, por una educación judeo-cristiana, tenemos culto por el dolor; esto es un gran reforzador de prácticas como las de BDSM. El dolor es parte de nuestra cultura”, asegura la especialista Reyes Nicolat.


Por otro lado, la sexóloga Pérez Ambriz asegura que los BDSM no disfrutan del dolor, “lo que les gusta es a dónde los lleva el dolor. Lo que ellos llaman el subespacio”. Y es que todos los seres humanos liberan una sustancia llamada endorfina cuando sienten dolor; lo que los BDSM buscan, es la sensación placentera que les ocasiona liberar tanta endorfina. “El dolor es el precio alto que se tiene que pagar por el placer”, asevera.



Como en todo juego… las reglas son indispensables


Sano, seguro y consensuado… si esas reglas no se aplican, no hay pacto. “Estar de acuerdo es primordial para nosotros”, explica Cristal, una joven de 29 años que practica el BDSM. “Poner límites es parte del juego, saber lo que se desea hacer, lo que se sabe hacer y lo que se disfruta que le hagan”, declara.


El uso de instrumentos que causan dolor dentro de los juegos BDSM conlleva un riesgo del que los participantes deben estar conscientes, por eso se debe cumplir con las reglas. “Los juegos BDSM pueden comenzar con cosas tan pequeñas e inofensivas como las cosquillas, hasta prácticas de mayor riesgo como la cera”, comparte Cristal, quien se asume bisexual.


Sano, porque los participantes deben estar conscientes de lo que enfrentan, no estar bajo el influjo de bebidas alcohólicas o drogas que les impidan reconocer los límites; “por eso aquí –en Sado México- nos enseñan sobre los niveles de dolor y cuánto es sano soportar”, dice otro de los practicantes.


Seguro, por el conocimiento sobre el desarrollo de la sesión y del material que se usa, además de los riesgos que se asumen. “Una persona que quiere practicar BDSM necesita aprender primero, saber cómo hacer las cosas, explorar lo que se puede realizar”, advierte Cristal y confiesa que ella misma se encarga de elaborar los juguetes que utiliza.


Consensuado, porque los participantes tienen la obligación de ponerse de acuerdo sobre la forma e intensidad de las sesiones, por eso negocian en pláticas previas. Esta es quizá la regla más importante, es la prueba máxima de confianza de un sumiso para con el dominante.


“El placer que obtienen del Bondage, por ejemplo, no es que los amarren y restrinjan, sino el momento de la liberación. Uno de ellos alguna vez me dijo: cuando me liberan sé que no me equivoqué al confiar en una persona, ya que al estar amarrado, pudo haberme hasta matado; al respetar lo que pactamos sé que puedo creer en el ser humano otra vez”, relata la sexóloga Mayra Pérez y agrega que esa es la parte que más le impresiona de los BDSMeros.


“Siempre, después de cada sesión, hay una la plática con la pareja, se aclara qué les gustó y qué no, al día siguiente puede haber una llamada, preguntarse cómo están, etcétera; y sería bueno, quizás, irse a tomar un café”, cuenta ´Apeiron´, orgulloso del acuerdo que los BDSM practican.


“La sexualidad tiene limites, claro, y esos son los consensos”, explica la doctora Mayra Aideé. Las prácticas BDSM pueden no ser compartidas por el grueso de la población, parecer agresivas o aparatosas, pero el respeto que ellos tienen por su cuerpo, por el del otro, el que está a su cargo, es parte de lo que quieren que se sepa. “No estamos locos”, es la expresión general en el grupo Sado México.


Otra de las reglas es la interpretación de un rol. Asumirse como dominante, sumiso o switch –aquel que puede representar ambos papeles- depende de muchos factores. “Las causas de una u otra inclinación son variables; por ejemplo, en mi investigación, la mayoría de los sumisos adquieren ese lado pues en su vida ´convencional´ tienen mucha responsabilidad, son dominantes, así que el BDSM les permite estar del otro lado”, revela la sexóloga del IMSEX.


Tanto es el previo consenso de los jugadores, que para tener mayor control sobre el nivel de intensidad que tendrán sus sesiones, han establecido lo que llaman palabra de seguridad. “El semáforo, por ejemplo, sirve al sumiso para decirle su amo cómo se sienten y cuánto dolor son capaces de aguantar aún. El verde significa continúa, el amarillo baja intensidad, rojo quiere decir que debe detenerse”, explica Charlie ‘el fiel’, como lo conocen sus compañeros de grupo.


La ética del BDSM prefija que en todo momento la parte dominante respetará dicha manifestación e interrumpirá la actividad si el sometido lo pide. “Claro que se han topado con personas que no respetan el consenso, pero como se cuidan tanto, boletinan a estas personas, impidiéndoles volver a sesionar”, asegura la doctora Pérez Ambriz



Un BDSMero, ¿nace o se hace?


“Yo me di cuenta de que esto me gustaba cuando tenía 6 años, y me generó mucho estrés; fue algo que viví sufriéndolo, porque no se lo podía contar a nadie. Hoy tengo 44 años y acallé todos esos sentimientos y deseos hasta los 17 o 18 años”, declara Apeiron.


No se nace teniendo una u otra tendencia sexual, todas son conductas que se adquieren y que están asociadas con algo. “El BDSM proviene, entonces, de conductas aprendidas”, indica la psicóloga Nicolat.


“Yo iba en una escuela de monjas, ahí descubrí que me gustaba sentir el dolor; me pegaba en la espalda con cinturones, pero tenía 9 o 10 años y no sabía que eso era BDSM”, relata Cristal, quien asegura que no aprendió esas prácticas de nadie, sino que las descubrió.


Es necesaria la asociación de una sensación placentera, de algo que provoque excitación, para que dicha práctica se coloque en el nivel erótico de las expresiones comportamentales en las personas. Aun en este grado, hay distintos niveles. La expresión a nivel de fantasía, la expresión mínima, preferida, predominante y exclusiva son las que integran el panorama.


Quienes llevan a cabo los juegos BDSM asocian el dolor, la sumisión, el dominio, la humillación en un nivel de preferencia o predominio. Sólo aquellos que no consiguen sentir placer de otra forma, los que se encuentren en un nivel de exclusividad de la práctica, tienen una enfermedad.


El estigma que versa sobre quienes ejercen su sexualidad de una forma “no convencional” provocó sentimientos de culpa y cuestionamientos entre quienes sentían la tendencia de provocarse dolor. “Todos somos blancos de discriminación y de discriminar, aun en cosas que nada tienen que ver con la sexualidad”, comenta Ambriz, quien atribuye el problema de “etiquetar” a una cuestión de educación.


La formación de grupos como Sado México busca informar a quienes estén interesados –en saber o practicar- el BDSM. “Justo porque muchos de ellos –los iniciadores- sufrieron, se culparon, fueron discriminados, etcétera, es que ahora quieren apoyar a gente que apenas se acerca a practicar. Para que lo hagan con el conocimiento de que hay más personas como ellos y que además pueden hacerlo de forma segura”, explica Mayra Aideé.


“Gran parte de la importancia de dar a conocer lo que es el BDSM es que incluso los terapeutas y médicos desconocen de qué se trata, y cuando los jugadores acuden a pedir su ayuda, lejos de recibirla, son cuestionados y discriminados”, cuenta la sexóloga. Así que ante el desconocimiento sobre el tema, los únicos que pueden dar cuenta de estas prácticas son los expertos: los que las llevan a cabo.


El desarrollo del internet ha permitido que la información sobre las actividades de los BDSMeros se de a conocer. “Yo me enteré de que lo que me gustaba hacer era parte de los juegos BDSM porque lo encontré en internet. Primero al leer relatos eróticos y después al descubrir grupos como Sado México”, confiesa Cristal.


Sin embargo, el crecimiento de flujo de información al respecto también ha significado la exageración de las prácticas o la desinformación. “Es importante que la gente se entere de que no todo lo que hay en internet o el cine hollywoodense sobre nosotros es verdad, mucho está exagerado. No es pornografía, es un juego”, cuenta ‘el fiel’.



¿Se aman los BDSM?


“Aquí cada quien va a hablar desde su punto de vista, muchos le llaman a la pareja ‘compañero de juegos’ y son el tipo de personas que pueden tener relaciones libres, sin mayor complicación, pero ese no es mi caso, yo no puedo jugar esto si no es con alguien a quien amo profundamente”, responde ‘Apeiron’


El coito no siempre es el punto final de una sesión BDSM, por esto el amor entre los jugadores no es un requisito. “Yo llevo 4 años con mi pareja, él también es practicante; en nuestro caso regularmente las sesiones terminan en la cama, pero no es mi única pareja de juegos. Cuando yo domino a una mujer, por ejemplo, es sólo la sesión y ya, no tenemos relaciones”, revela Cristal, que también asegura que no es verdad que sesionar sea su única forma de excitación.


“Con mi pareja se dio la oportunidad de experimentarlo, lo platicamos y nos dimos cuenta de que a ambos nos gustaba”, comenta otro de los practicantes. “Lo que haces es jugar y no forzosamente hay sexo después”.


Como todos los seres humanos, los practicantes del BDSM expresan su sexualidad de muchas otras maneras. “Yo creo que el chiste –para controlarlo- es no atascarse, porque después puedes sentir que necesitas más y más y puedes perder la verdadera relación que se establece, la del juego porque hay cariño y afecto”, expone el jugador.


Homosexuales, bisexuales y heterosexuales por igual, son capaces de jugar. Mientras se respete que sea “sano, seguro y consensuado”. “La penetración es lo último en que se piensa”, relatan los activistas de Sado México.


La apertura para aceptar grupos como Sado México aún es poca. Poco a poco se abre camino para la tolerancia de las distintas formas que las personas tienen de expresar su sexualidad. La educación que conlleva culpas y represiones ha mermado la lucha que hacen estos practicantes.


La consigna de los jugadores es una: “No se trata de convencer a nadie de ser BDSM, se trata de decirles ‘acá estoy, esto es lo que hago, me protejo, me acepto, quizá tu no me aceptes, pero no estoy loco ni soy desviado, sólo busco el placer como lo hacen todos.”

“Negocios y Bancos: México siempre en crisis”  

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La oficina es pequeña. Las casi seis décadas de existencia no necesitan más espacio. Dentro hay tres personas trabajando. El señor Salvador Márquez Sandín permanece frente a la computadora. Los grandes lentes que porta revelan el cansancio de los ojos de quien durante 43 años ha entregado su vida al testigo fiel del desarrollo de un país “siempre en crisis”, la Revista ´Negocios y Bancos´.

Comenzó como auxiliar contable, pues su formación académica culminó con el título de técnico en contabilidad; sin embargo, su fidelidad, el interés por el ámbito económico y financiero, las ganas de aprender y la confianza del señor Alfredo Farrugia Reed –fundador de la revista- lo llevaron a incursionar en el periodismo. Al principio reporteaba, después se encargó de la Gerencia Administrativa, a la muerte del iniciador del proyecto, ostenta los cargos de Presidente y Director General.

La supervivencia de un medio independiente es muy complicada, ´Negocios y Bancos´ se ha graduado con honores. Con una comida en el Restaurante ´La Terraza´ del Hipódromo de las Américas, el pasado 18 de abril se celebraron 58 años de publicaciones mensuales ininterrumpidas.

¿Cómo surge ´Negocios y Bancos´?

El 15 de abril de 1951, Don Alfredo Farrugia Reed fundó ´Bancos´ la revista del mundo financiero –nombre con el que inició su vida-. Durante la Convención Bancaria que se celebraba en Guadalajara ese año, los banqueros asistentes encontraron en la ceremonia de inauguración un ejemplar en cada uno de sus asientos.

Originalmente era para enseñar a los empleados bancarios lo que era un banco, estaba diseñada para ellos; posteriormente comenzó su venta por suscripciones. En 1957 el nombre se modificó al que tiene hasta ahora.

En la revista hemos pasado por grandes problemas económicos, vivimos los recurrentes de 1976, 1982, 1987 y el actual, ése que es ocasionado por la economía de Estados Unidos –la mayor potencia y granero del mundo, donde todo lo que se produce termina ahí-.

La publicación ha visto un México que no sabe aprovechar lo que tiene. Durante décadas hemos intentado ser propositivos en función de una mejora nacional.

¿Qué es lo que han propuesto?

Uy… en 58 años lo hemos propuesto todo. Ahora, por ejemplo, hemos hablado de la necesidad de una Infraestructura Turística. Por su posición geográfica, por la variedad de sus climas, por sus largas costas en las que hay playas preciosas, por sus ruinas arqueológicas, por sus tradiciones, por la variedad de sus platillos y bebidas, por todo con lo que la naturaleza dotó a nuestro país, debemos aceptar que el porvenir de nuestro pueblo está en el turismo y no en la industrialización.

La industria es contaminante. En estas condiciones es preferible canalizar la inversión extranjera a la construcción de una Infraestructura turística. Ese sería un México en el que la derrama de divisas cubrirá todo el territorio nacional.

Ahora, ¿cómo hacer para atraer más turismo?, pues las autoridades deben acabar con la delincuencia en todo el territorio nacional, dar protección al visitante, así como las facilidades para retenerlo durante más tiempo en la capital y sobre todo hacer que convivan con nuestra gente; hace falta hacer la ciudad más funcional, más divertida y consecuentemente más atractiva.

Lo que pasa es que el gobierno no sabe administrarse; la burocracia y la mala administración han empobrecido al país.

Hace un momento hablaba de los momentos de crisis que ha enfrentado la Revista, ¿de qué manera sobreponerse a esos trances de dificultad económica?

(Ríe) Con todos los sacrificios que puedas imaginarte. Durante más de cinco décadas logramos publicar sin interrupción y nos sentimos muy orgullosos.

En la Revista está escrita la situación socio económica y política de México en los últimos 58 años, sus páginas pueden ser un medio de consulta para saber cómo estaba el panorama de hace 20, 30, 40, 50 años.

Además, no se trata sólo de una revista de finanzas o de economía –aunque claro, eso predomina- sino que inconscientemente siempre hablamos de política también, son sectores indisociables.

¿Cómo hemos sobrevivido? Ni yo sé cómo, pero acá estamos todavía.

Además de las propuestas que ha planteado, ¿cuál ha sido la aportación de ´Negocios y Bancos´ en estas casi seis décadas a la economía –o al entendimiento de ella- en México?

Que nosotros siempre hemos defendido a la iniciativa privada. Estamos de acuerdo en que haya inversión extranjera en Petróleos Mexicanos (PEMEX) y Compañía de Luz y Fuerza (CFE), en ambas la burocracia es tan grande que dificulta el buen trabajo.

Aquí las leyes mexicanas prohíben que un extranjero invierta su dinero en el país, en otra nación si tú tienes dinero y quieres irte a comprar el edificio más alto que haya puedes hacerlo. Aquí somos tan cerrados que no vemos que la única forma para que México salga de sus problemas económicos es el turismo y la inversión extranjera; ellos le darían trabajo a la gente de acá. Que van a querer ganar… ¡claro!, están invirtiendo su lana, pero emplearían a mucha gente.

Además de los económicos, ¿qué obstáculos han enfrentado?

Nos hemos enfrentado a problemas políticos; nos han hablado a la revista para decirnos que ya dejemos de criticar al gobierno, pero nosotros hacemos criticas fundamentadas, con bases, no sacadas de la manga; aquí se analiza la información, la situación económica de México y sobre eso hacemos las críticas. Les decimos que van mal las cosas pero no nos hacen caso.

Pero como no recibimos dinero del gobierno, somos independientes, no pueden prohibirnos ni obligarnos a que hablemos.

En 58 años han visto muchísimas cosas, el periodismo, por ejemplo, ¿cómo es ahora a diferencia del de aquellos tiempos?

En la actualidad el periodismo es muy distinto; hace 58 años todo el mundo –o gran parte de él- leía, así se informaban, ahora la radio, la televisión y el internet han desbancado a la prensa escrita. Antes salías a la calle y observabas que en sus jardines mucha gente estaba leyendo, ahora se encierran a ver la tele.

Hoy en día las noticias vuelan, antes tardaban mucho en llegar a todo el país. El periodismo ha evolucionado por la tecnología, aun cuando en eso estamos atrasados frente a otros países.

¿Cómo acercar un tema que puede parecer complicado, como lo son las finanzas, a la gente para que lea la revista?

Porque cuando empiezas a leerla fíjate que te picas. Les escribimos como si se los platicáramos, lo malo es que los mexicanos somos muy flojos para leer. Debería haber una cultura de lectura desde el kínder.

Sin embargo, nuestros colaboradores son muy buenos, expertos en economía, gracias a ellos tenemos suscriptores en toda la República

¿Cuál es su tiraje?

35 mil ejemplares… y contando.

¿Qué los diferencia de otras publicaciones de economía y finanzas?

Creo que somos la única publicación que realmente habla de economía, que la analiza, las demás son para dar voz a quienes les gusta salir en los medios. No hay otra revista como ‘Negocios y Bancos’.

¿Qué los motiva a continuar en pie?

Más que nada los años que llevamos trabajando. Para que una revista permanezca 58 años es que ha habido muchísimos sacrificios. Además, el fundador siempre nos inculcó terminar las metas que nos proponemos. Esperamos levantar como el ave fénix.

¿Cree que algún día verá que México sea un país con un buen desarrollo, espera que mejore?

(Carcajea) Espero que sí… llevamos seis décadas esperándolo…

La historia de ella, la de muchos, la de todos  

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El nombre del periodista no aparece en el documental, pero su denuncia fue la pieza que comenzó el rompecabezas. Hoy es Christine Burkhard quien da continuación a la historia; Trazando Aleida (2007) es la voz de muchos mexicanos, un pedazo de la memoria nacional que mediante Aleida y Lucio ven la esperanza de salir a la luz.


Jorge Torres publicó en 2001, en la revista semanal Día Siete el reportaje ´¿Dónde están?´, en el que Quirina Cruz, una anciana oaxaqueña de mirada triste y súplica a flor de piel, relataba la historia de su familia, “la historia de muchos mexicanos”. Como se dice en la cinta, dos de sus hijos, su nuera y sus nietos –unos pequeños de dos y cuatro años- habían desaparecido en la época de la guerra sucia en México.


De forma inesperada ese primer reportaje da resultado: Luz Elba Gorostiola se reconoce en esa pequeña Aleida que aparece en las fotos y desde entonces decide no sólo recobrar su identidad y su historia, sino que se propone desenmarañar las dudas que quedan en el aire: Y Lucio –su hermano mayor- ¿dónde está? ¿También vive? Trazando Aleida nos asoma a esa intensa búsqueda.

Con una dirección de fotografía impecable, a cargo de la también directora Burkhard, el documental nos muestra el rostro de la persistencia, nos da prueba que la perseverancia tarde o temprano tiene su recompensa. Las pistas son pocas, como en muchos de los casos de desaparecidos en México, pero la carpeta blanca que Aleida carga siempre, además del apoyo de muchas personas, acerca a la mujer de 32 años a encontrar al hermano que en medio de una balacera, se alejó de su vida.

Juan Carlos Hernández es la identidad que durante 29 años envolvió a Lucio; Aleida tiene que enfrentarse no sólo a eso, sino a las trabas burocráticas –denuncia implícita del documental- que un país como los Estados Unidos, o su propia patria le ponen para reconstruir su historia.

Con close up que acercan al espectador a las situaciones que los personajes principales viven, el documental retrata también el reencuentro de Aleida con su propia historia, acompaña a esa mujer valiente a rehacer el rompecabezas que –como el muchas familias mexicanas- vieron piezas de su vida hundidas en la incertidumbre y la incesante búsqueda.

Oaxaca y Guerrero son escenarios fundamentales de la cinta, lugares en donde se gesta la historia de la familia Gallangos Vargas, donde nacen muchos de los luchadores sociales cuya voz se intentó callar y que con el paso de los años se escucha más fuerte. Aleida es uno de los ecos de esa época perdida en el país.

Un trabajo de investigación ardua, el complemento de archivos, fotografías de la familia, así como de los padres de Aleida y hasta el cuaderno de la primaria de Carmen, la madre, dejan claro que la esperanza de recuperar lo que una guerra sucia les arrancó, siempre estuvo presente.

Con la justa dimensión que un relato como el de Aleida debe contarse, la cinta no cae en sentimentalismos y drama, simplemente refleja el alma de dos seres humanos que buscan recobrarse a sí mismos.

Éste, el tercer largometraje de la directora alemana, fue reconocido en espacios como el Festival Internacional de Guadalajara o el Festival Internacional de Cine de Morelia, como el mejor documental mexicano. Justa retribución al trabajo del equipo que durante 88 minutos ensambla una de las muchas piezas perdidas de la memoria nacional mexicana.

Lucio aparece, pero no deja de ser Juan Carlos Hernández; el rechazo a su verdadera identidad es la primera reacción, la resistencia a asumirla por completo el resultado de casi tres décadas de permanecer al margen de la tragedia de la abuela Quirina, que nunca perdió la ilusión de verlos de nuevo.

Con un ritmo narrativo adecuado al propósito del trabajo cinematográfico, queda registrado el primer caso de hijos de desaparecidos políticos que se reencuentran y recuperan su identidad original.

Frente al mar–por fin juntos- caminan descalzos los dos hermanos; ahora trazan un nuevo capítulo; su vida tiene huecos que quizá ni con el tiempo se podrán llenar. Pero esa será otra historia que contar.


Ficha técnica

Trazando Aleida, Dirección y Producción: Christiane Burkhard, Edición: Lucrecia Gutiérrez Maupomé, Fotografía: Christiane Burkhard, Música Original: Guillermo González Phillips, Diseño Sonoro: Matías Barberis, Documental, 88 min., color y b/n, 35mm, Sonido Dolby Digital, México 2007