La realidad actual parecería tomada de alguna novela de ficción. Catastrófica, con crisis, un pueblo en pobreza, educación por los suelos, todo del presente. Azote, la más reciente novela del argentino Néstor Ponce, nos ubica en el sur del continente americano, en el año 2035, con el mismo cuadro.

Presentado en una librería de la ciudad de México, el libro expone un panorama en el que las condiciones extremas de autoritarismo y represión política han hecho desaparecer referentes públicos básicos, como la democracia, la libertad de expresión o la libertad de movimiento.

El también autor de Una vaca ya pronto serás (Premio Narrativa Siglo XXI), declara en entrevista telefónica que uno de los propósitos del texto es la toma de conciencia y responsabilidad, de cara al futuro. “Si no se respetan valores como libertad o democracia –que ya se perdieron-, llegaremos a lo que se refleja en la novela”, advierte.

En búsqueda de un cambio de paradigma –ya que los libros anteriores del autor se basaban en la realidad del siglo XIX, partiendo del presente- Ponce retoma los problemas actuales proyectándolos al futuro, intentando hacer el espejo de un horizonte venidero.

El autor asegura que el azote del pueblo latinoamericano en la actualidad, es la repetición de lo errores del pasado, el no haber sabido corregir las fallas. La corrupción, el no respetar la libertad, la especulación financiera, son algunos de los males que el también catedrático observa en la realidad latinoamericana.

“Es necesario alimentar las utopías, buscar vías alternativas a los partidos políticos, como formaciones políticas distintas”, son algunas de las propuestas que el escritor de El intérprete (1998) pone sobre la mesa como solución para evitar llegar a los extremos de ese futuro en Azote.

Amante de México, admirador de escritores como Gutiérrez Nájera, Juan Rulfo, Paco Ignacio Taibo II, Juan Villoro o Fernando del Paso, cree que a pesar del conflictivo panorama en que nos hallamos, sólo son anuncios de lo que podría pasar, de las “epidemias” a las que habría que encontrar solución.

Néstor Ponce admite que prácticas como la rebelión armada, sólo se llevan a cabo de no haber más alternativa. “Las revoluciones se dan en casos extremos, cuando no hay otra vía, son extremos; sin embargo creo que cualquier tipo de resistencia es válido, que pueden funcionar”.

Quien también fuera catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, reconoce que la literatura mexicana le ha dado mucho al mundo y observa temáticas en común con algunos escritores argentinos.

Antes de terminar la entrevista, Néstor Ponce asegura que de aprender de los errores del pasado, podría evitarse un azote irreparable para el pueblo latinoamericano.