TQ

Que te vaya bonito y que el viento te deje en donde tengas que estar!




¿Dónde he oído eso antes?  

Posted by: Root in , ,


Los ojos se le cerraban de cansancio; había pasado la noche en vela redactando aquel trabajo en el que invirtió cerca de dos semanas; se sentía exhausta, casi sin fuerzas, sólo el recuerdo de él, de sus manos, de sus bromas, de sus ojos la mantenían aún en pie.


Las luces del autobús se encendieron anunciando la llegada, lo notó un par de minutos después, cuando aquel pensamiento se esfumó de golpe; tomó su mochila, la colocó sobre su hombro y bajó el par de escalones, más dormida que despierta.

Quizá los doscientos pasos, que la separaban del siguiente transporte, serían suficientes para que reaccionara… ese día en especial, habrían podido ser quinientos y aún así no habría funcionado… el sueño ya no era quien se adueñaba de su conciencia… era esa idea de olvidar lo que, paradójicamente, se tornaba más presente.

Pasaron uno, dos, tres vagones frente a ella, no tenía las fuerzas de aventarse contra aquella multitud que diariamente se peleaba por un asiento para 4 estaciones; el reloj marcaba las 6:15, no había de otra, el siguiente debía ser abordado como fuera.

El recorrido era de 40 minutos, quizá un poco más si, como de costumbre, se quedaba en medio de una estación, acumulando en los vagones el estrés, la desesperación y la molestia de quienes iban retrasados… ella no tenía sentido del tiempo, no le importaba; ese día –viernes-, no importaba no llegar a tiempo, los ojos hinchados por las lágrimas nocturnas y las ojeras producto de las constantes desveladas, no tenia que ocultarse bajo una capa de maquillaje.

El sol de la mañana alertó a esos que llevaban 20 estaciones en el subterráneo, que el destino final se acercaba; las mochilas fueron echadas al hombro, el maquillaje de esa joven que se enchinó las pestañas y se puso rubor en el camino, se cerró de pronto; aquel desesperado que constantemente veía su reloj, percatándose de los 15 minutos que tendría de retraso, se puso frente a las puertas que demoraron unos segundos en abrir.

Ella se acomodó la blusa, tomó su bolsa y al levantarse verificó que no olvidase nada en el asiento, suspiró profundamente… al menos las siguientes seis horas, algo más que su recuerdo, estaría ocupando su mente.

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