TQ

Que te vaya bonito y que el viento te deje en donde tengas que estar!




No importaba... ya era suya  

Posted by: Root in , , ,

El deseo incontenible es un sentimiento difícil de abandonar. Esas tardes juntos la hacían impregnarse cada vez más de un instinto que desconocía.

No podía confesárselo, ¿qué pensaría él? Soñaba con rozar sus labios pero temía un inminente rechazo, una dolorosa comparación. Sus manos ¡son tan fuertes!, capaces de caricias excitantes o de “apretones” seductores que son difíciles de evitar, como aquellos a sus pechos que eran cada vez peligrosamente más frecuentes.

Si eso transmitía sólo un roce, con un beso en el cuello, con un pellizco, ¿qué no sería capaz de hacerla sentir si ella le permitiera acercarse un poco más?

Los espectadores, si los hubiera, podrían imaginar que sólo él goza; creerían quizá que hay un deleite unilateral en aquellos apretujones que costaban, cada vez más, resistir… pero se equivocarían.

Ella se deleitaba con su expresión incomprensible, con aquél gesto pícaro que tanta lujuria le despertaba y que siempre acompañaba la acción. Disfrutaba de su lengua chupando esos labios que se le antojaban y cuyo movimiento repetía a manera de juego… de tortura.

No sabe cómo gritarle cuánto odia su pudor, cuánto desearía desprenderse de los temores y echarse a sus brazos, arrancarle a mordidas la ropa. Cómo ha imaginado tocar aquellas piernas que sostienen su coquetería, aquella que sólo se atreve a espiar cuando corre por las escaleras para alcanzar el metro.

No subía tanto calor a su cabeza el hacinamiento del transporte público que frecuentaban, como el roce de sus dedos en su antebrazo. La conocía, la iba leyendo con cada acercamiento y ese descubrimiento de sus puntos débiles a ella la excitaba.

¿Lo sabría él? ¿Serían movimientos premeditados? No importaba, no cambiaba nada si sólo era su fantasía, el desconocimiento de placeres compartidos se alimentaba de imaginación juguetona. Lo de menos era si habría una segunda base… ya era suya.

Hay tiempos y espacios...  

Posted by: Root in , , , , , , , ,

Hay tiempos y espacios que no se dan nunca. Durante más de catorce meses pusiste a prueba mi resistencia de las formas más variadas. Puse nuestro “lo que sea” en la balanza mil veces, siempre haciendo trampa para que el lado bueno tuviera todo lo increíble que hemos pasado y el malo sólo el último disgusto, así el lado bueno pesaría siempre más.

No digo que tu balanza no sea haya llenado también del lado opuesto, pero no voy a disculparme porque tengo plena conciencia de que cada cosa fue producto de la lucha que estaba librando contra el mundo, contra mis sentimientos, contra los de las demás y hasta contra ti.
Soy culpable de haber luchado hasta el último momento por lo que se supone que quería. Ahora veo que nunca tuve la claridad de lo que eso era. Sabía que te quería, que deseaba tu felicidad y no puedes negar que mil veces dejé incluso de lado la mía, por la tuya, pero para ti nada fue suficiente.

Nunca quise cambiarte, sólo desee una persona que se sintiera orgulloso del cariño que yo no podía evitar que se me escapara por los poros. Alguien que creyera que era algo bueno tener a su lado una persona que estuviera dispuesta a soportar todo… casi todo… por permanecer a tu lado. Alguien que fuera lo suficientemente importante para que, sin títulos, si alguien preguntara lo que éramos, sin pena dijeras que era la persona que estaba contigo en ese momento, nada más. Sin explicaciones, sin etiquetas, pero con la plena seguridad de que tenía en tu vida al menos un lugar cercano del que tú tuviste desde el primer momento en la mía.

No voy a cansarte rezando todo lo que pasé por alto y que tú ni siquiera supiste que me enteré. Decidí callármelo en ese momento y no será ahora cuando lo saque a luz. No me quejaré de las noches que pasé en vela esperando que terminaras una tarea o que te llegara el sueño y quisieras irte a dormir, simplemente para poder obtener un: Que descanses, te quiero, besos, bye. Y cuántas noches, ni siquiera el bye llegó.

No me arrepiento de los días en que fui a la facultad sólo para verte los cinco minutos que me dabas, “porque después de clases tenías algo más que hacer”, no me importó nunca cruzar la ciudad sólo para comer contigo enchiladas o pechuga empanizada. Pasé por alto mis horas de sueño, el tiempo con mis amigos, la angustia que le generaba a mi familia mis fines de semana llenos de lágrimas, sólo por la paciencia que tú me pedías para “Arreglar tu vida”, aunque yo sabía que cuando quieres a alguien no importa nada más, la aceptas en tu vida porque ya es parte de ella.

Me duele, eso sí, haber doblegado mi orgullo al punto de engañarme a mi misma al darme cuenta de cosas e ignorarlas por no “darte más problemas”. Pienso en todas las ocasiones en que me sentí culpable por expresarte lo que sentía y que fuera molesto para ti. Fue un error, lo que yo siento si es importante, si cuenta y si yo tenía un nudo en la garganta era justo querer desatarlo.
No tienes una pequeña idea de cuánto me duele reconocer todo esto. Ni cuánta importancia tiene en mi el cariño que te he tenido, pero me duele más sentir a cada momento que tú no sientes lo mismo por mi, que no esperas verme con la misma emoción que esperaba verte yo, que no te conectas esperando que esté ahí sólo para saludarnos porque atiendes otras conversaciones, que no buscas las palabras que crees que van a hacerme sentir mejor y que todo lo que siento, incluso esta última carta, es un drama sin importancia.

No me retracto, amarte me ha traído cosas maravillosas, aprendí a conocerme, a medir mis palabras y a permitirme sentir mucho más de lo que creí que se podía. Me di el chance de llorar sin importar que otros vieran, me di la oportunidad de reír hasta el dolor de estómago y que mis ojos reflejaran el amor que sentía, aún cuando tenía al mundo como detractor de él. Aprendí que no tengo que hacerlo todo, que merezco que el otro también se esfuerce y que si no lo hace… entonces no me ama, porque buscar la felicidad del otro, es algo natural, fuera de personalidades y caracteres, es indisoluble al sentimiento y lo que lo vuelve mágico.

La desigualdad en nuestra forma de querer al otro, porque nunca he dudado que algún aprecio me has tenido y que mucho sacrificaste en pro de ello, es lo que te asfixiaba, el desconocimiento de la forma en que yo te amaba y que no podías corresponder, el peso de mis ganas de decirte que te quería y que en ti no brotaba como en mi… sí me disculpo en esta parte, pero no por haberte querido así, sino por no haber visto que no era igual en ti. Quizá de haberlo notado, te habría hecho la vida menos complicada.

Callé mucho para no tener que estar las últimas semanas de esta etapa de mi vida, con lágrimas en los ojos por el peso de tu ausencia, pero me doy cuenta que ha sido peor darme cuenta que te tengo a lado y aún así no estás. Que te veo a los ojos y no entiendes lo que digo. Que suspiro y no lo notas, que te necesito tanto y no estás… y ni siquiera sabes que no estás.

Quizá te he malinterpretado todo el tiempo, tal vez estás y nuestro canal de comunicación está tan dañado que no lo vi y eso es aún más grave, porque no he sido capaz de reconfortarte con mi cariño y tú no lo has sido para hacerme ver que existía. De cualquier forma mi vida debe continuar.

Sé por experiencia que de quererlo, mi salida de la facultad no tendría que significar una real separación entre nosotros, que si ambos lo quisiéramos encontraríamos espacios para compartir, es más, lo pensé en algún momento como la solución a nuestras continuas peleas, la forma de darnos nuestro espacio y construir algo por separado que después pudiésemos construir los dos, pero me he dado cuenta que aún juntos, ya me has separado de tu vida y me parte el alma seguir luchando sola.

No me malinterpretes, conozco todo lo que tú también has hecho, no menosprecio las cosas que has dejado por mi, las noches que también me dedicaste, los días que vivimos lado a lado, las peleas que enfrentaste defendiéndome, ¡no sabes cuánto lo aprecié siempre!, ¡No sabes cuánto me mantuvo eso en pie!, pero con todos los defectos que puedas encontrarme, soy una mujer valiosa, entregada, capaz de dejarlo todo por quien ama, que merece, por lo menos, sentir el cariño que le dicen que lo tiene, merece no sentir ganas de besarte y miedo de hacerlo, una mujer que merece más que un beso en la mejilla. Una mujer que merece sentirse amada, deseada, comprendida. No digo que de de la misma forma, cada quien tiene sus métodos, ¡pero que lo sintiera!

Si estoy equivocada, sería una lástima que el orgullo de ambos dejara morir lo que hemos peleado contra el mundo. Dime que me equivoco, si me quieres a pesar de todo, no me dejes darme la vuelta pensando que no lo sentías. Pero me declaro indispuesta a seguir amando sola, a seguir soñándote si estás tan lejos, a continuar “llenando tus espacios de mí”, cuando tú ya no me quieres cerca. No me gustan las medias tintas y he dado tanto, que esta vez no puedo ofrecer estar ahí cuando me necesites, porque eso siempre lo tuviste y lo tendrás, pero no debo seguir esperando que me necesites, caminaré lo que me toca continuar y si necesitas algo de mi, sabes que me encontrarás.

No puedo evitar que subestimes lo que te digo y lo veas como un drama, peor aún, “como un chantaje”, pero no voy a callarme nunca más, no voy a morder mi lengua para decirte que te amé mucho, que te amo aún, pero que ahora debo amarme también a mí, con la puerta abierta para que entres o salgas definitivamente. Suerte.

Ruth